Gracias a la gestión del área de sociales de nuestro colegio, algunos estudiantes de grado once hicieron una bonita obra social en la que demostraron algo de aprecio por los viejitos de un instituto sin ánimo de lucro que se encarga de su cuidado. Aunque para unos la experiencia fue un poco deprimente, los jimenistas demostraron gran respeto y admiración por los ancianos que en medio de dulces, dibujos, juegos y bailes compartieron un poco de toda su experiencia. Uno de los ancianos que más nos llamó la atención fue Don Antonio que a pesar de su ceguera tenía más ánimo que cualquiera para responder a algunas preguntas con palabras de grueso calibre, decía haber asesinado a más de uno y haber estado en muchas cárceles del país. En general los viejitos se sentían muy agradecidos por las donaciones realizadas y sobretodo por la visita, ya que algunos recordarban con una infinita tristeza la última vez que habían visto a sus hijos o un familiar, algunos de ellos no tienen a nadie. Por su parte los jimenistas tomaron un poco de consciencia frente a una época de la vida como la vejez y lo importante que es apoyar y cuidar a los viejos hasta su último día.
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